“Espais per una gota de llum” (Espacios para una gota de luz)

 

Espacio, gente, objetos, imaginación y pasión: territorios habitables.

 

Hay territorios que habitamos y lugares que llevamos en nuestro interior, que son territorios óptimos para desarrollar determinadas experiencias y crear estados de ánimo concretos que modifican nuestra interpretación del sentido de la vida y la razón de vivir. Se trata de territorios privados para las vivencias.

El espacio que ocupamos condiciona de una forma casi absoluta y el modo en que vivimos en este espacio nos determina. Debemos acoplar el dónde y el cómo y según sepamos interrelacionar los dos elementos, nacerán una amalgama de variantes.

¿Dónde podemos habitar? En un espacio físico (en un tren, iglú, cueva, templo, teatro, manicomio, prisión, cuartel, camping, vertedero, en espacios inmensos, diminutos, peligrosos…) En espacios metafóricos como una nube, el vacío, laberinto, infierno… y también en unas condiciones determinantes (en un error, engaño, ilusión, conflicto, incertidumbre, imaginación…) Y también podemos vivir sin “vivir” y hacerlo anclados en el recuerdo, la utopía, o “in albis”.

Desde que nacemos hemos habitado en territorios diversos formados por espacios limitados, con grupos y entornos sociales distintos, enriqueciéndonos con objetos e ilusiones externas de diferentes grosores, navegando por territorios imaginados y sueños de fantasía creados por pasiones de todo tipo. Somos un catálogo compacto de intenciones, aciertos y fracasos y sobretodo de experiencias fosilizadas.

¿Cómo es y qué opina del mundo un individuo que habita en una prisión desde hace treinta años?

¿Cómo es y qué opina del mundo un individuo que naciendo en un hospital, jamás lo ha abandonado?

¿Cómo es y qué opina del mundo un individuo que ha nacido, vive y trabaja en un museo? Imaginemos el caso extremo de alguien que nunca ha salido del museo. ¿Cómo sería su idea de belleza, de la armonía de las formas y proporciones, su sentido estético y su interpretación de la historia. El mundo exterior no es cómo le han mostrado y nunca ha sido configurado con sus parámetros.

¿Cómo es y qué opina del mundo, alguien que no sabe entenderlo y que únicamente es capaz de imaginárselo. Se trata de una pregunta desconcertante. Viviría en un mundo virtual sin escapatoria; quizás en el mundo de la esquizofrenia o el de la locura.

 

El libro describe cuatro espacios: la prisión, el hospital, el museo i la imaginación. Espacios cerrados y aislados que determinan y configuran una isla para reflexionar o desesperar (prisión y hospital) o espacios para la búsqueda y la esperanza (museo e imaginación)

 

Debemos saber caminar hacia el mínimo en la búsqueda de una gota de luz.

 

   

 

ESPAIS PER UNA GOTA DE LLUM

Joan Martí Valls

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